In Ictu Oculi

La cebolla miraba el reloj. Tenía el extraño presentimiento de que algo especial iba a suceder. Aún era muy temprano, más las nuevas verduras y hortalizas no tardaron en llegar al cajón izquierdo de la nevera. Esta vez, un ajo también se coló dentro de aquel batiburrillo de alimentos.

 El flechazo entre el ajo y la cebolla fue instantáneo. Era muy raro ver un ajo por aquel lugar. A pesar de las diferencias, y del poco tiempo que habían compartido, el amor que se tenían era enorme y no tardaron mucho en hacer planes de futuro y promesas. Querían salir del cajón y emprender una vida juntos. La cebolla tenía claro que no quería acabar en la basura. Había visto partir a muchas de sus compañeras, que habían servido como acompañamiento en un delicioso plato o quizás habían terminado con unas lechugas y tomates en una simple ensalada.

Antes de que pudieran llevar a cabo su plan, los cocineros empezaron a seleccionar los ingredientes para el nuevo menú que iban a confeccionar.

 –          Ajos y cebolla. Se escuchó

 Esta vez no quería que la eligiesen a ella, tenía otros planes. No pudo despedirse del ajo, más al levantar la vista, vio que también iba a ser cocinado.

 –          Que bonito final. – Pensó la cebolla- Formaremos parte del mismo plato. Con nuestro sabor y textura podrán crear un plato maravilloso, que además estará repleto de amor. Las personas que nos coman, podrán sentirlo.

 El cocinero empezó a cortar el ajo en trozos muy pequeños. La cebolla no podía dejar de llorar. Estaba contemplando como su amor se iba apagando con cada corte. Los sentimientos de la cebolla eran contradictorios. Por un lado sentía un tremendo dolor por el amor que había perdido, pero a la vez guardaba la esperanza de formar parte de un suculento plato, con las partes inertes de su amado.

 La cebolla también fue pelada y, a medida que le quitaban capas, ella sentía más frío y se iba quedando más pequeña.

 –          Esta cebolla no nos vale. Dijo el cocinero.

 El corazón de la cebolla se había malogrado por la irreparable pérdida del ajo, su amor, su único amor. La cebolla acabó en la basura, sola y desnuda.

 

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